viernes, 27 de septiembre de 2024

FUNDACION RAICES VIVAS 

Misión

Nuestra misión es preservar, promover y difundir las tradiciones culturales autóctonas. Queremos conectar a las comunidades con sus raíces, ofreciendo espacios para el aprendizaje y la expresión cultural, como talleres de danza, música y artesanía, donde la gente pueda compartir sus habilidades y aprender de otros. La idea es que todos sientan que sus tradiciones son importantes y que puedan transmitírselas a las nuevas generaciones.

Visión

 La visión de la fundación es ser el referente nacional en la promoción de la cultura local. Buscamos apoyar proyectos que no solo fortalezcan la identidad y la diversidad cultural, sino que también sean sostenibles. Queremos trabajar en conjunto con las comunidades para que se involucren en sus propias historias y tradiciones, y así garantizar que sigan vivas en el futuro.


Logotipo

 

Presupuesto

Se estima un presupuesto anual de $2,500,000 millones para la implementación de proyectos culturales, que incluye:

   - $500 mil para el desarrollo de talleres y eventos culturales.

   - $400 mil para la creación de contenido digital y físico.

   - $700 mil destinados a becas para artistas emergentes.

   - $900 mil para mantenimiento de infraestructura cultural.

 

Personal 

Contamos con un equipo de 25 personas, que incluye gestores culturales, diseñadores, administradores y voluntarios de la comunidad. Todos trabajamos en conjunto para asegurar que los proyectos sean relevantes y respondan a las necesidades de las comunidades a las que servimos.

Responsabilidad social empresarial

La Fundación Raíces Vivas se compromete a reinvertir el 10% de sus ingresos en proyectos sociales. Esto incluye iniciativas que promuevan la educación cultural en comunidades vulnerables y apoyen a jóvenes talentos que no tienen acceso a los recursos necesarios para desarrollar su arte. Creemos que, al fortalecer estas comunidades, estamos ayudando a construir un futuro donde la cultura sea valorada y respetada.

viernes, 6 de septiembre de 2024

Subcultura, Anticultura, Multiculturalidad e Interculturalidad

 

Subcultura

Las subculturas se entienden como grupos que, dentro de una cultura mayoritaria, desarrollan sus propias formas de vida, valores, y costumbres que se diferencian de las normas sociales comunes. Según Feixa, estos grupos no siempre buscan rebelarse contra la sociedad, pero sí pretenden crear su propio espacio, donde pueden expresar su identidad de manera más auténtica. Por lo general, las subculturas están conformadas por jóvenes que buscan diferenciarse de la cultura dominante, ya sea por cuestiones de estilo, música, o ideología.

Un ejemplo clásico de subcultura es el movimiento punk. Este surgió en la década de 1970 como una reacción ante la insatisfacción social, económica y política, representando un grito de inconformidad con la sociedad establecida. En sus letras, los punks cuestionaban las estructuras de poder y el sistema capitalista, pero lo que más los distinguía era su estética: ropa rasgada, chaquetas de cuero y peinados llamativos que contrastaban con los estilos más tradicionales.

Por otro lado, Feixa también menciona el concepto de "tribus urbanas", que es una forma más reciente de hablar sobre subculturas. En estas tribus, los jóvenes encuentran un sentido de pertenencia y un espacio donde pueden conectar con personas que comparten sus intereses. Aunque a veces se confunde con la rebeldía, lo que realmente buscan es un lugar en el que se sientan comprendidos y valorados.

A pesar de que a veces las subculturas pueden chocar con la cultura dominante, en el fondo reflejan la diversidad de formas en las que las personas pueden vivir y expresarse. Nos muestran que no todos estamos hechos para seguir las mismas normas, y que la cultura no es algo estático, sino algo que cambia y se transforma con el tiempo gracias a la influencia de estos grupos que, aunque pequeños, dejan una huella importante en la sociedad.

 

Anticultura

La anticultura va más allá de la simple disconformidad con las normas sociales. Se trata de una postura activa de rechazo y oposición a la cultura dominante, con el fin de proponer una alternativa radical o incluso de eliminar las estructuras establecidas. Según ProQuest (2024), la anticultura no busca convivir con el sistema, sino crear una nueva realidad que se oponga a los valores que considera injustos o corruptos.

Uno de los ejemplos más claros de anticultura es el dadaísmo, un movimiento artístico que surgió en medio de la Primera Guerra Mundial. Los dadaístas, profundamente afectados por la violencia y el caos del mundo a su alrededor, crearon un arte deliberadamente absurdo, buscando romper con todo lo que consideraban hipócrita en la sociedad. Para ellos, el arte no debía ser serio ni pretender tener un significado profundo; en cambio, debía reflejar el caos y la irracionalidad del mundo.

Otro ejemplo destacado es el movimiento contracultural de los años 60 en Estados Unidos. Aquí, los jóvenes no solo rechazaban las normas sociales impuestas, sino que también protestaban activamente contra la guerra de Vietnam y defendían una vida más conectada con la naturaleza, lejos del consumismo y la industrialización. Los hippies, con sus ideales de paz y amor libre, se convirtieron en el rostro visible de esta oposición a la cultura dominante, defendiendo valores que chocaban frontalmente con los del sistema establecido.

Aunque a veces la anticultura puede ser percibida como destructiva o utópica, cumple un papel vital en la evolución de las sociedades. Nos recuerda que las normas no son inmutables y que siempre es posible imaginar y luchar por un mundo diferente. A lo largo de la historia, muchos movimientos anticulturales han dejado un impacto duradero, cuestionando lo establecido y abriendo puertas a nuevas formas de pensar y vivir.

 

Multiculturalidad

La multiculturalidad se refiere a la coexistencia de varias culturas dentro de un mismo espacio geográfico o social. Según Editum (2024), en una sociedad multicultural, diferentes grupos con tradiciones, lenguas y religiones conviven, pero no necesariamente interactúan de manera profunda. En otras palabras, se reconoce la diversidad cultural, pero a veces esta coexistencia es más superficial, con cada grupo manteniendo sus costumbres sin mucha interacción entre sí.

Un ejemplo claro de multiculturalidad se encuentra en las grandes ciudades cosmopolitas como Nueva York o Londres, donde personas de todo el mundo viven juntas, pero, en muchos casos, mantienen su propia cultura. Caminando por estos lugares, es común ver barrios enteros dedicados a diferentes grupos étnicos, con sus tiendas, restaurantes y centros culturales. Aunque esto enriquece la sociedad en términos de diversidad, también plantea desafíos sobre cómo lograr una verdadera integración entre las culturas.

En América Latina, la multiculturalidad tiene sus raíces en la mezcla de culturas indígenas, africanas y europeas. Sin embargo, a pesar de esta diversidad, no siempre ha habido un reconocimiento equitativo de todas las culturas. Durante mucho tiempo, las culturas indígenas fueron marginadas, y solo en los últimos años se ha empezado a reconocer su importancia y a valorarlas como parte esencial de la identidad latinoamericana.

En general, la multiculturalidad es un paso importante hacia una sociedad más inclusiva, pero no debe quedarse solo en la coexistencia. El verdadero reto es avanzar hacia una mayor interacción y entendimiento entre los diferentes grupos culturales, para que no solo convivan, sino que también se enriquezcan mutuamente.

 

Interculturalidad

La interculturalidad va un paso más allá que la multiculturalidad, ya que no se limita a la coexistencia pasiva de diferentes culturas, sino que promueve la interacción, el diálogo y el entendimiento entre ellas. Según lo señalado en el texto de Google Books (2024), la interculturalidad implica un reconocimiento activo de la diversidad cultural, pero también busca superar las barreras y tensiones que pueden surgir cuando diferentes culturas conviven en un mismo espacio.

Un ejemplo de interculturalidad se puede ver en los programas educativos que promueven el intercambio entre estudiantes de diferentes orígenes culturales. Estos programas no solo enseñan sobre la diversidad, sino que también fomentan la empatía y el respeto mutuo. En lugar de simplemente aprender sobre otras culturas desde una distancia, los estudiantes tienen la oportunidad de interactuar directamente con personas de diferentes orígenes, lo que enriquece su perspectiva y les ayuda a desarrollar una mentalidad más abierta.

En América Latina, la interculturalidad ha sido especialmente importante en el reconocimiento de los derechos de las comunidades indígenas. En muchos países, se han implementado políticas que buscan integrar las costumbres y tradiciones indígenas dentro de las estructuras sociales y políticas más amplias, fomentando el diálogo entre culturas que históricamente han estado en tensión.

La interculturalidad es clave para la creación de sociedades más justas e inclusivas. No se trata solo de tolerar las diferencias, sino de aprender de ellas y utilizarlas como una fuente de enriquecimiento mutuo. En un mundo cada vez más globalizado, la interculturalidad es fundamental para promover la paz y la convivencia.

La Fraternidad Como Camino: Enciclica Fratelli Tutti

Hoy les hablaremos sobre la encíclica Fratelli Tutti del Papa Francisco, que se centra en la fraternidad y la amistad social. Este texto est...