viernes, 18 de octubre de 2024

La Fraternidad Como Camino: Enciclica Fratelli Tutti





Hoy les hablaremos sobre la encíclica Fratelli Tutti del Papa Francisco, que se centra en la fraternidad y la amistad social. Este texto está estructurado en un preámbulo y ocho capítulos, y su propósito principal es invitarnos a reflexionar sobre cómo podemos construir un mundo más justo, solidario y unido, superando las barreras del egoísmo, el individualismo y la indiferencia.


Estructura del texto

La encíclica tiene una estructura muy clara. Primero, se presenta una introducción que nos ofrece el contexto de por qué el Papa decidió escribir este documento, luego sigue el desarrollo en ocho capítulos que abordan diferentes aspectos sobre los problemas actuales que enfrenta la humanidad y cómo podemos solucionarlos a través de la fraternidad. Finalmente, se cierra con una conclusión que reafirma la importancia de las acciones individuales y colectivas para el bien común.


Idea principal

La idea principal de Fratelli Tutti gira en torno a la fraternidad universal. El Papa Francisco nos recuerda que todos somos hermanos, sin importar nuestras diferencias, y que debemos construir sociedades basadas en el amor al prójimo, el respeto mutuo y la cooperación. La encíclica subraya que la humanidad comparte una dignidad común que debe ser respetada, y que esto implica una responsabilidad compartida de cuidarnos unos a otros, especialmente a los más vulnerables. Además, el texto resalta la necesidad de diálogo entre las personas, las culturas y las religiones para superar los conflictos y trabajar juntos por un futuro más equitativo y solidario.


Contenido de cada capítulo


1. Capítulo 1: Las sombras de un mundo cerrado

En este primer capítulo, el Papa describe los problemas que afectan a la humanidad, como el individualismo exacerbado, la exclusión social, la falta de solidaridad y el rechazo a los migrantes. También habla de cómo el miedo y la desconfianza han creado un mundo dividido y cerrado, donde prevalecen el egoísmo y la indiferencia hacia el sufrimiento ajeno. Nos llama a ser conscientes de estas “sombras” que impiden la fraternidad y a buscar soluciones para superarlas.

2. Capítulo 2: Un extraño en el camino

Este capítulo está inspirado en la parábola del buen samaritano y nos invita a preguntarnos quiénes son los “heridos” de nuestra sociedad y cómo podemos ser “buenos samaritanos” en nuestra vida cotidiana. Francisco utiliza esta historia para mostrarnos que la verdadera fraternidad no es solo una idea, sino una acción concreta: ayudar al que lo necesita, sin importar su origen, religión o condición social. La enseñanza clave aquí es que todos tenemos el deber de ser solidarios y de cuidarnos mutuamente.

3. Capítulo 3: Pensar y gestar un mundo abierto

El Papa reflexiona sobre la necesidad de crear una sociedad abierta, en la que todas las personas sean aceptadas y valoradas por su dignidad inherente. Habla de la importancia de un “amor universal” que supere las barreras geográficas, culturales y sociales. Para Francisco, un mundo cerrado es un mundo que limita la libertad y la justicia, mientras que un mundo abierto es aquel que nos invita a acoger a los demás con los brazos abiertos, especialmente a los más necesitados.

4. Capítulo 4: Un corazón abierto al mundo entero

Aquí el Papa Francisco nos invita a tener una actitud de apertura hacia los demás, especialmente hacia los migrantes y refugiados. Subraya que no podemos ignorar las dificultades de los que buscan un hogar y mejores condiciones de vida, y nos anima a trabajar por una integración plena, donde las diferencias culturales sean vistas como una oportunidad para el enriquecimiento mutuo. La fraternidad implica que todos seamos parte de una comunidad global en la que el respeto y el cuidado mutuo prevalezcan.

5. Capítulo 5: La mejor política

En este capítulo, Francisco aborda el tema de la política, pero desde una perspectiva ética. Rechaza el populismo y el liberalismo extremo que solo buscan beneficios personales o de pequeños grupos, y propone una política orientada al bien común y basada en el amor social. El Papa insiste en que la política, cuando se ejerce con rectitud, es una herramienta fundamental para la construcción de una sociedad justa y equitativa. A través de políticas inclusivas, es posible asegurar que los derechos de todos sean respetados, en especial los de los más pobres y marginados.

6. Capítulo 6: Diálogo y amistad social

Francisco insiste en la importancia del diálogo como medio para resolver conflictos y construir una sociedad más justa. Subraya que el diálogo debe estar basado en el respeto mutuo y la búsqueda de la verdad. En este capítulo, el Papa aboga por la creación de lazos de amistad social que vayan más allá de las diferencias políticas, económicas o religiosas, para así construir puentes que unan a las personas en lugar de levantar muros que las separen.

7. Capítulo 7: Caminos de reencuentro

Este capítulo está dedicado a la reconciliación y el perdón, que el Papa considera elementos esenciales para la paz. Reflexiona sobre cómo las heridas del pasado, los odios y las divisiones pueden ser superados mediante el perdón y el reencuentro. Francisco resalta la importancia de la justicia y de crear las condiciones adecuadas para que las sociedades divididas puedan curar sus heridas y avanzar hacia un futuro más pacífico.

8. Capítulo 8: Las religiones al servicio de la fraternidad en el mundo

En el último capítulo, Francisco destaca el papel de las religiones en la promoción de la paz y la fraternidad. Afirma que todas las religiones tienen la responsabilidad de trabajar juntas para fomentar la unidad y el entendimiento entre los pueblos. El Papa rechaza cualquier forma de violencia en nombre de la religión y aboga por el respeto mutuo y la cooperación interreligiosa como caminos para lograr la paz mundial.


Reflexión


La encíclica Fratelli Tutti es una invitación a repensar nuestra manera de vivir en sociedad. Nos desafía a salir de nuestra zona de confort, a derribar los muros del egoísmo y la indiferencia, y a comprometernos con la construcción de un mundo más fraterno. Al leer cada capítulo, uno se da cuenta de que la fraternidad no es una utopía, sino una necesidad urgente en un mundo que se enfrenta a múltiples crisis. El llamado del Papa a la acción es claro: todos podemos, y debemos, contribuir a un futuro donde la dignidad humana sea el centro de nuestras relaciones y decisiones.

viernes, 27 de septiembre de 2024

FUNDACION RAICES VIVAS 

Misión

Nuestra misión es preservar, promover y difundir las tradiciones culturales autóctonas. Queremos conectar a las comunidades con sus raíces, ofreciendo espacios para el aprendizaje y la expresión cultural, como talleres de danza, música y artesanía, donde la gente pueda compartir sus habilidades y aprender de otros. La idea es que todos sientan que sus tradiciones son importantes y que puedan transmitírselas a las nuevas generaciones.

Visión

 La visión de la fundación es ser el referente nacional en la promoción de la cultura local. Buscamos apoyar proyectos que no solo fortalezcan la identidad y la diversidad cultural, sino que también sean sostenibles. Queremos trabajar en conjunto con las comunidades para que se involucren en sus propias historias y tradiciones, y así garantizar que sigan vivas en el futuro.


Logotipo

 

Presupuesto

Se estima un presupuesto anual de $2,500,000 millones para la implementación de proyectos culturales, que incluye:

   - $500 mil para el desarrollo de talleres y eventos culturales.

   - $400 mil para la creación de contenido digital y físico.

   - $700 mil destinados a becas para artistas emergentes.

   - $900 mil para mantenimiento de infraestructura cultural.

 

Personal 

Contamos con un equipo de 25 personas, que incluye gestores culturales, diseñadores, administradores y voluntarios de la comunidad. Todos trabajamos en conjunto para asegurar que los proyectos sean relevantes y respondan a las necesidades de las comunidades a las que servimos.

Responsabilidad social empresarial

La Fundación Raíces Vivas se compromete a reinvertir el 10% de sus ingresos en proyectos sociales. Esto incluye iniciativas que promuevan la educación cultural en comunidades vulnerables y apoyen a jóvenes talentos que no tienen acceso a los recursos necesarios para desarrollar su arte. Creemos que, al fortalecer estas comunidades, estamos ayudando a construir un futuro donde la cultura sea valorada y respetada.

viernes, 6 de septiembre de 2024

Subcultura, Anticultura, Multiculturalidad e Interculturalidad

 

Subcultura

Las subculturas se entienden como grupos que, dentro de una cultura mayoritaria, desarrollan sus propias formas de vida, valores, y costumbres que se diferencian de las normas sociales comunes. Según Feixa, estos grupos no siempre buscan rebelarse contra la sociedad, pero sí pretenden crear su propio espacio, donde pueden expresar su identidad de manera más auténtica. Por lo general, las subculturas están conformadas por jóvenes que buscan diferenciarse de la cultura dominante, ya sea por cuestiones de estilo, música, o ideología.

Un ejemplo clásico de subcultura es el movimiento punk. Este surgió en la década de 1970 como una reacción ante la insatisfacción social, económica y política, representando un grito de inconformidad con la sociedad establecida. En sus letras, los punks cuestionaban las estructuras de poder y el sistema capitalista, pero lo que más los distinguía era su estética: ropa rasgada, chaquetas de cuero y peinados llamativos que contrastaban con los estilos más tradicionales.

Por otro lado, Feixa también menciona el concepto de "tribus urbanas", que es una forma más reciente de hablar sobre subculturas. En estas tribus, los jóvenes encuentran un sentido de pertenencia y un espacio donde pueden conectar con personas que comparten sus intereses. Aunque a veces se confunde con la rebeldía, lo que realmente buscan es un lugar en el que se sientan comprendidos y valorados.

A pesar de que a veces las subculturas pueden chocar con la cultura dominante, en el fondo reflejan la diversidad de formas en las que las personas pueden vivir y expresarse. Nos muestran que no todos estamos hechos para seguir las mismas normas, y que la cultura no es algo estático, sino algo que cambia y se transforma con el tiempo gracias a la influencia de estos grupos que, aunque pequeños, dejan una huella importante en la sociedad.

 

Anticultura

La anticultura va más allá de la simple disconformidad con las normas sociales. Se trata de una postura activa de rechazo y oposición a la cultura dominante, con el fin de proponer una alternativa radical o incluso de eliminar las estructuras establecidas. Según ProQuest (2024), la anticultura no busca convivir con el sistema, sino crear una nueva realidad que se oponga a los valores que considera injustos o corruptos.

Uno de los ejemplos más claros de anticultura es el dadaísmo, un movimiento artístico que surgió en medio de la Primera Guerra Mundial. Los dadaístas, profundamente afectados por la violencia y el caos del mundo a su alrededor, crearon un arte deliberadamente absurdo, buscando romper con todo lo que consideraban hipócrita en la sociedad. Para ellos, el arte no debía ser serio ni pretender tener un significado profundo; en cambio, debía reflejar el caos y la irracionalidad del mundo.

Otro ejemplo destacado es el movimiento contracultural de los años 60 en Estados Unidos. Aquí, los jóvenes no solo rechazaban las normas sociales impuestas, sino que también protestaban activamente contra la guerra de Vietnam y defendían una vida más conectada con la naturaleza, lejos del consumismo y la industrialización. Los hippies, con sus ideales de paz y amor libre, se convirtieron en el rostro visible de esta oposición a la cultura dominante, defendiendo valores que chocaban frontalmente con los del sistema establecido.

Aunque a veces la anticultura puede ser percibida como destructiva o utópica, cumple un papel vital en la evolución de las sociedades. Nos recuerda que las normas no son inmutables y que siempre es posible imaginar y luchar por un mundo diferente. A lo largo de la historia, muchos movimientos anticulturales han dejado un impacto duradero, cuestionando lo establecido y abriendo puertas a nuevas formas de pensar y vivir.

 

Multiculturalidad

La multiculturalidad se refiere a la coexistencia de varias culturas dentro de un mismo espacio geográfico o social. Según Editum (2024), en una sociedad multicultural, diferentes grupos con tradiciones, lenguas y religiones conviven, pero no necesariamente interactúan de manera profunda. En otras palabras, se reconoce la diversidad cultural, pero a veces esta coexistencia es más superficial, con cada grupo manteniendo sus costumbres sin mucha interacción entre sí.

Un ejemplo claro de multiculturalidad se encuentra en las grandes ciudades cosmopolitas como Nueva York o Londres, donde personas de todo el mundo viven juntas, pero, en muchos casos, mantienen su propia cultura. Caminando por estos lugares, es común ver barrios enteros dedicados a diferentes grupos étnicos, con sus tiendas, restaurantes y centros culturales. Aunque esto enriquece la sociedad en términos de diversidad, también plantea desafíos sobre cómo lograr una verdadera integración entre las culturas.

En América Latina, la multiculturalidad tiene sus raíces en la mezcla de culturas indígenas, africanas y europeas. Sin embargo, a pesar de esta diversidad, no siempre ha habido un reconocimiento equitativo de todas las culturas. Durante mucho tiempo, las culturas indígenas fueron marginadas, y solo en los últimos años se ha empezado a reconocer su importancia y a valorarlas como parte esencial de la identidad latinoamericana.

En general, la multiculturalidad es un paso importante hacia una sociedad más inclusiva, pero no debe quedarse solo en la coexistencia. El verdadero reto es avanzar hacia una mayor interacción y entendimiento entre los diferentes grupos culturales, para que no solo convivan, sino que también se enriquezcan mutuamente.

 

Interculturalidad

La interculturalidad va un paso más allá que la multiculturalidad, ya que no se limita a la coexistencia pasiva de diferentes culturas, sino que promueve la interacción, el diálogo y el entendimiento entre ellas. Según lo señalado en el texto de Google Books (2024), la interculturalidad implica un reconocimiento activo de la diversidad cultural, pero también busca superar las barreras y tensiones que pueden surgir cuando diferentes culturas conviven en un mismo espacio.

Un ejemplo de interculturalidad se puede ver en los programas educativos que promueven el intercambio entre estudiantes de diferentes orígenes culturales. Estos programas no solo enseñan sobre la diversidad, sino que también fomentan la empatía y el respeto mutuo. En lugar de simplemente aprender sobre otras culturas desde una distancia, los estudiantes tienen la oportunidad de interactuar directamente con personas de diferentes orígenes, lo que enriquece su perspectiva y les ayuda a desarrollar una mentalidad más abierta.

En América Latina, la interculturalidad ha sido especialmente importante en el reconocimiento de los derechos de las comunidades indígenas. En muchos países, se han implementado políticas que buscan integrar las costumbres y tradiciones indígenas dentro de las estructuras sociales y políticas más amplias, fomentando el diálogo entre culturas que históricamente han estado en tensión.

La interculturalidad es clave para la creación de sociedades más justas e inclusivas. No se trata solo de tolerar las diferencias, sino de aprender de ellas y utilizarlas como una fuente de enriquecimiento mutuo. En un mundo cada vez más globalizado, la interculturalidad es fundamental para promover la paz y la convivencia.

viernes, 23 de agosto de 2024

RELACION DE DERECHO Y CULTURA

 

RELACION DE DERECHO Y CULTURA




¿Qué es Cultura?

Leyendo sobre este tema me di cuenta que la cultura es como todo lo que somos, lo que creemos y lo que hacemos, pero más allá de eso, es como un lazo invisible que nos une y nos hace sentir que pertenecemos a algo. Es todo lo que hacemos, nuestras tradiciones, costumbres y la forma de ver el mundo. La ley, en cierto modo, es una forma más formal de esa cultura; Son las reglas que hemos creado para llevarnos bien dentro de ese entorno cultural. De modo que el derecho y la cultura no están separados, sino que más bien se complementan. La cultura influye en cómo se crean y hacen cumplir las leyes, pero la ley también puede cambiar la cultura fomentando nuevos valores y normas.

Además, entendí que la cultura no se trata sólo de grandes cosas como el arte o la filosofía, sino que también está en la vida cotidiana, en las pequeñas decisiones que tomamos todos los días. Es lo que nos conecta con nuestras raíces y nos hace sentir parte de una comunidad. La ley, en este sentido, es una forma de esa cultura, son las reglas que seguimos para vivir en armonía en esa red cultural. Así pues, en realidad, derecho y cultura van de la mano. La cultura da forma a las leyes, pero las leyes también pueden cambiar la cultura al promover nuevas formas de ver el mundo.

Por otro lado, me di cuenta de que la cultura es como un puente entre lo que fue y lo que es. Las tradiciones y costumbres reflejan lo que nuestros antepasados ​​valoraban, mientras que la cultura actual toma esas raíces y las adapta a lo que vivimos ahora. Es como un diálogo entre lo viejo y lo nuevo, donde las generaciones actuales reinterpretan lo que heredaron para que siga siendo relevante en un mundo cambiante. En este sentido, la cultura no es sólo un reflejo del pasado, sino que también moldea nuestra identidad y cómo vemos el futuro. Y aquí es donde entra la ley, ya sea para preservar ciertos aspectos culturales o para promover nuevas formas de convivencia que respondan a lo que la sociedad necesita ahora. Así, el derecho y la cultura están entrelazados de manera compleja, influyéndose mutuamente en un proceso constante de adaptación y cambio.

 

Relación entre Derecho y Cultura

El derecho y la cultura están profundamente conectados y se influyen mutuamente de muchas maneras. La ley no es sólo un conjunto de reglas para regular la conducta; También refleja la cultura de una sociedad, sus valores, creencias y tradiciones. La forma en que una sociedad entiende la justicia, la equidad y la moralidad está ligada a su cultura, y estos conceptos se convierten en leyes.

Boaventura de Sousa Santos, destacado sociólogo y jurista, dice que el derecho puede verse como un sistema cultural en sí mismo. En su obra "Hacia una Nueva Legalidad", Santos propone que el derecho está hecho de valores y normas que han sido moldeados por la historia y las prácticas culturales de la sociedad. Según él, la ley no sólo regula lo que hacemos, sino que también es crucial para mantener y transmitir las tradiciones culturales. Esto significa que las leyes reflejan la cultura de la sociedad donde se crean y aplican, pero también la refuerzan y cambian con el tiempo.

Clifford Geertz, un antropólogo muy influyente, tiene otra perspectiva. Ve el derecho como un sistema de símbolos que muestra la identidad cultural de una sociedad. En su libro "La interpretación de las culturas", Geertz explica que las leyes son un reflejo de los valores y normas predominantes en una cultura. Esto sugiere que el derecho no es sólo una herramienta para mantener el orden, sino también un medio para expresar y reforzar creencias culturales. Geertz enfatiza que, si bien el derecho refleja la cultura, también tiene la capacidad de cambiarla, especialmente cuando hay cambios sociales importantes. Por tanto, derecho y cultura no están separados, sino que están en constante interacción. La cultura influye en cómo se crean y aplican las leyes, pero la ley también puede ser un agente de cambio cultural, moldeando los valores y creencias de una sociedad.


Autores sobre la Cultura

  1. Clifford Geertz

Clifford Geertz es un antropólogo muy influyente que cambió la forma en que entendemos la cultura. Él lo ve no sólo como prácticas y creencias, sino como un sistema complejo de significados y símbolos que compartimos como comunidad. En su libro "La interpretación de las culturas", Geertz define la cultura como "un patrón de significados transmitidos históricamente, plasmados en símbolos, un sistema de concepciones heredadas expresadas en formas simbólicas a través de las cuales los hombres se comunican, perpetúan y desarrollan su conocimiento sobre sus actitudes ante la vida". Para él, la cultura es una "red de significados" que los seres humanos hemos tejido y dentro de la cual vivimos para comprender una cultura no basta con observar los significados que las personas dan a sus acciones. Este enfoque ha sido clave para la antropología interpretativa, que busca comprender las culturas desde la perspectiva de quienes las viven.

  1. Edward Tylor

Edward B. Tylor es conocido como uno de los padres de la antropología moderna. En su obra “Cultura Primitiva” (1871), Tylor ofrece una de las primeras definiciones de cultura: “ese todo complejo que incluye conocimientos, creencias, arte, moral, leyes, costumbres y cualesquiera otras capacidades y hábitos adquiridos por el hombre como miembro de la sociedad." Aunque es una definición del siglo XIX, sigue siendo relevante y ha sido la base de muchos estudios posteriores. Tylor creía que la cultura es una característica universal de la humanidad. Según él, todos los grupos humanos tienen una cultura que orienta sus comportamientos y formas de vida. También fue pionero en la idea de que las culturas evolucionan, lo que influyó mucho en la antropología de su época. Aunque su enfoque evolucionista ha sido criticado por su etnocentrismo, fue clave para establecer la idea de que todas las culturas son valiosas y deben estudiarse en sus propios términos.

  1. Pierre Bourdieu

Pierre Bourdieu, importante sociólogo francés, contribuyó mucho a comprender la cultura desde una perspectiva crítica. En su obra "Distinción: criterios y bases sociales del gusto", Bourdieu introduce el concepto de "habitus", que son las disposiciones que las personas adquieren a través de su socialización en una cultura. Para Bourdieu, el habitus da forma a nuestras percepciones, pensamientos y acciones, y está profundamente influenciado por nuestra posición social. La cultura, según él, no es sólo un conjunto de prácticas y creencias, sino también un campo de lucha simbólica donde diferentes clases sociales compiten por imponer su visión del mundo. En este sentido, la cultura está estrechamente vinculada al poder, porque los grupos dominantes utilizan su cultura para mantener su posición en la sociedad. Bourdieu también explora cómo el gusto cultural, que parece personal, en realidad está influenciado por factores sociales y económicos. Su trabajo ha dejado una huella duradera en la sociología y el estudio de la cultura, ofreciendo herramientas para analizar cómo las estructuras sociales influyen en la cultura.

viernes, 16 de agosto de 2024

Mi camino con Dios

 Mi camino con Dios


Desde que tenía 11 años, mi mamá ha sido una figura clave en mi vida espiritual. Ella nos ha llevado a mi y a mis hermanos a la iglesia desde entonces, y fue en esos primeros años cuando comencé a comprender la importancia de tener una relación con Dios. Al principio, asistir a la iglesia era simplemente una rutina, algo que hacíamos porque era parte de nuestra vida familiar. Sin embargo, a medida que fui creciendo, empecé a sentir que había algo más profundo, algo que iba más allá de las palabras que escuchaba en los sermones o las canciones que cantábamos.

Con el tiempo, mi fe comenzó a tomar forma de una manera más personal. No se trataba solo de creer en algo porque me lo habían enseñado, sino de experimentar realmente la presencia de Dios en mi vida. Recuerdo momentos específicos en los que sentí que Él estaba conmigo de una manera tan tangible que no podía negarlo. Esos momentos fueron fundamentales para construir la base de la relación que tengo con Dios hoy en día.

A lo largo de los años, he aprendido que Dios siempre está presente, tanto en los buenos como en los malos momentos. Hay días en los que me siento feliz, en paz, y sé que es porque Él está conmigo, dándome fuerzas y guiándome por el camino correcto. Pero también ha habido días oscuros, momentos en los que he sentido que todo se desmoronaba a mi alrededor. Y aun en esos tiempos difíciles, Dios ha estado ahí, entendiendo mis miedos, mis dudas, y mis tristezas, de una manera que nadie más podría.

Sin Dios, no sería la persona que soy hoy. Todo lo bueno que tengo en mi vida, sé que es gracias a Él. Desde las bendiciones más pequeñas hasta los logros más grandes, cada cosa la veo como un regalo de Su amor y misericordia. Estoy profundamente agradecida por eso, porque sé que no he hecho nada por merecerlo, pero aun así, Él ha decidido bendecirme de maneras que nunca imaginé.

Sin embargo, no todo ha sido un camino fácil. Ha habido momentos en los que he querido alejarme, en los que he pensado que podría vivir mi vida por mi cuenta, sin necesitar de Su guía. Pero cada vez que he intentado tomar mi propio camino, Dios no lo ha permitido. Siempre encuentra la manera de traerme de vuelta, de recordarme que sin Él estoy perdida. Es como si tuviera una cuerda invisible que me mantiene atada a Él, y aunque a veces trato de desatarme, siempre termina llevándome de nuevo a Su lado.

Una de las formas en las que más siento la presencia de Dios es a través de la alabanza. Desde que descubrí que tenía el don de cantar, supe que quería usarlo para glorificar a Dios. Cuando canto, no es solo por el placer de hacerlo, sino porque siento que es mi manera de agradecerle por todo lo que ha hecho por mí. La música es un puente que me conecta con Él de una manera especial. A través de las canciones, puedo expresar lo que siento en lo más profundo de mi corazón, y es en esos momentos cuando más cerca me siento de Dios. 

Sé que este don no es algo que haya obtenido por mí misma; es un regalo que Dios me ha dado para que lo use en Su servicio. Y eso es lo que me motiva cada día a seguir adelante, incluso cuando las cosas se ponen difíciles. Cantar para Dios es mi forma de decirle que lo amo, que estoy agradecida, y que siempre estaré dispuesta a servirle de la manera que Él quiera.

REFLEXION FINAL

A medida que sigo creciendo y enfrentando nuevos desafíos, sé que tener a Dios en mi vida no significa que todo será fácil. Habrá obstáculos, dudas, y momentos de debilidad. Pero también sé que nunca estaré sola, porque Dios siempre estará ahí, guiándome, dándome fuerzas, y mostrándome el camino a seguir. Por eso, no importa lo que pase, seguiré buscándolo, sirviéndole, y agradeciéndole por ser la roca firme sobre la que puedo construir mi vida.



La Fraternidad Como Camino: Enciclica Fratelli Tutti

Hoy les hablaremos sobre la encíclica Fratelli Tutti del Papa Francisco, que se centra en la fraternidad y la amistad social. Este texto est...